Los chicos disfrutan jugando con los sevivonim, perinolas, y cantando canciones alusivas. En todos los grados se encienden las velas de la Janukiá, el candelabros de ocho brazos, que representa el milagro de Januca en el que el aceite mantuvo las luminarias encendidas durante ocho días y, a su vez, pretende transmitirnos la energía de la luz y de la vida.