En el marco de la Semana de la Memoria, la Verdad y la Justicia, los alumnos de 3er. y 4to. año participaron de diversas actividades vinculadas al tema. En el área de Ciencias Naturales estudiaron cómo es posible determinar la identidad de una persona a partir de su información genética y, como parte de la materia Antropología, investigaron acerca de este fascinante campo, descubriendo aspectos prácticos y metodologías de trabajo de los antropólogos. Además, asistieron a tres charlas sumamente interesantes.

Sara Rus, sobreviviente de Auschwitz y madre de Plaza de Mayo, fue una de las expositoras. Notablemente conmovida, habló sobre su desgarradora infancia y la desaparición de su hijo en la dictadura militar que gobernó la Argentina entre los años trágicos de 1976 y 1983. El encuentro tuvo como objetivo que los estudiantes pudieran escuchar, en primera persona, cómo es vivir en regímenes totalitarios.

De origen polaco, Sara contó cómo a los 12 años, cuando los nazis invadieron su país natal, se vio obligada a vivir en condiciones infrahumanas en el gueto de Lodz, para luego ser deportada al campo de concentración Auschwitz-Birkenau en julio de 1944. “Lo terrible era ver cómo iba desapareciendo la gente, no teníamos idea dónde estaban hasta que, años más tarde, supimos la verdad”, contó a los alumnos.

Además, explicó cómo haber aprendido varios idiomas la salvó de ese infierno y le permitió rescatar a su madre de la muerte: “Luego de explicarle a uno de los nazis que no seguiría sin mi mamá, él se sorprendió de que supiera hablar alemán y me permitió ingresar a la cámara de gas y buscarla. Recuerdo que la habitación estaba llena de humo, apenas se podía respirar. Entré gritando, pero al verla no la reconocí, estaba tan deteriorada. Por suerte las dos pudimos salir con vida de allí”, dijo.

Además, Sara detalló cómo luego de ser liberada el 5 de mayo de 1945 en Mauthausen intentó rehacer su vida, instalarse en la Argentina y formar una familia con Bernardo, el amor que conoció en el gueto. Pero una vez más su felicidad se vio truncada por el terrorismo de Estado. “El gobierno de los asesinos, como yo lo llamo, me quitó a mi hijo. Daniel era físico becario y en 1977, poco antes de cumplir 27 años, desapareció de su lugar de trabajo. Viajamos con mi esposo por todo el mundo pidiendo por él pero, desgraciadamente, todavía no apareció”, sostuvo afligida.

Al cierre de la charla y muy conmovidos, los chicos compartieron sus inquietudes con la invitada, quien respondió a todas las consultas con gran amabilidad y les regaló unas hermosas palabras: “Muchas gracias por escucharme, para mí es muy importante que haya memoria. Mi deseo es que sean felices, que no se hagan problema por pequeñeces y que jamás pasen por lo mismo que yo”, concluyó.

 

Identificación y restitución

Maia Prync, miembro del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), también visitó a los alumnos de la especialización quienes, con mucha atención, escucharon acerca de su trabajo y cómo determina la identidad de las personas desaparecidas.

“Nuestro objetivo es dar respuesta a las familias que cargan con dudas durante años, acompañándolas y ayudándolas en este duro proceso”, explicó la especialista.

Luego realizó un detalle minucioso sobre su tarea y las consecuencias obtenidas a partir de ella. Según su testimonio, son cuatro las etapas de trabajo:

  • Investigación preliminar
  • Arqueología
  • Laboratorio
  • Genética

“Cuando se realiza la exhumación de un cuerpo es un momento único e irrepetible. Todo debe ser registrado y uno tiene que tratar de interpretar lo que está viendo”, aseguró Prync. Además, habló sobre la importancia de las fuentes orales y escritas, las entrevistas con los familiares y el rol de la justicia.

“La identificación y restitución de una persona permite cerrar una etapa de duelo e incertidumbre, por eso están importante”, concluyó Prync, luego de responder a distintas dudas expuestas por los estudiantes.

 

Historias que conmueven

El último encuentro estuvo a cargo de Ludmila Bochatay, sobrina de un desaparecido y prima de una nieta recuperada que conoció su verdadera identidad en el 2017.

Su relato fue conmovedor y generó un clima en el que los alumnos pudieron percibir su fortaleza ante una larga búsqueda que atravesó a su entorno durante años.

La invitada compartió la historia de su prima Mariana, hija de Violeta, que nació en cautiverio y fue adoptada por una familia que le negó su identidad y origen. Luego de muchos años de incomodidad e incertidumbre, Mariana pudo conocer la verdad y encontrarse con sus familiares que la esperaron por más de 40 años.

Más adelante contó que su abuela, miembro de Abuelas de Plaza de Mayo, tuvo la oportunidad de reunirse con su nieta en Concepción del Uruguay, ciudad originaria de toda la familia. 

Con gran calidez en sus palabras y mucha emoción, Ludmila conmovió a los estudiantes, quienes con un fuerte aplauso celebraron su última recomendación: “Siempre abrazar la causa del amor y la verdad”.

Fecha: 22/3/2019 | Creado por: Carolina
Categoria: Noticias 2019
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